Cuidar al cuidador

Cuando el 2 de mayo de 2018 presentábamos nuestro primer proyecto os hacíamos esta pregunta: ¿quién no ha tenido un hijo, hermano, sobrino, amigo o nieto hospitalizado durante un tiempo? En octubre de 2019 os volvimos  a lanzar la misma pregunta para que pudieseis entender nuestro segundo proyecto: EL SILLÓN AZUL

Acompañar a un familiar durante la noche en un hospital suele ser duro, pero si la hospitalización se alarga, las familias sufren de forma más acentuada las consecuencias físicas y psicológicas que suponen el cuidado y acompañamiento. Sin duda esta situación es mucho más grave al enfrentarnos a la hospitalización de un menor.

Cuando se trata de un niño, el acompañamiento debe ser continuo (independientemente de la gravedad del enfermo). Además, esta tarea suele recaer casi exclusivamente en una o dos personas (generalmente los padres), dadas la especial necesidad de seguridad y afecto que conlleva esta etapa de la vida.

Muchas familias se han visto obligadas a convertir durante un tiempo el hospital en su hogar, día y NOCHE, por eso los cuidadores también sufren las consecuencias de la rutina hospitalaria. Y si los padres no descansan… la fortaleza con la que deben afrontar el día a día se hace un poquito más difícil.

Aunque las posibilidades de conciliar el sueño en un hospital serán siempre limitadas, una cama ofrece sin duda la posibilidad de reposar en una postura cómoda, lo que ayuda al descanso.

Por esta razón nos marcamos como objetivo retirar las actuales butacas de las áreas de pediatría de Andalucía y sustituirlas por EL SILLÓN AZUL, un sillón-cama que permite mejorar el tiempo de descanso de los acompañantes de los menores. 528 sillones-cama para 28 hospitales de Andalucía con un coste de 263.528,80 €. ¡UN NUEVO RETO CONSEGUIDOª

¿Por qué no podemos descansar cuando intentamos dormir sentados?

Para comprenderlo, hay que analizar las cinco fases del sueño en las que perdemos tono muscular e incluso la consciencia del entorno que nos rodea. Es en la quinta fase del sueño, la denominada fase (REM) “movimiento ocular rápido» en la que el celebro sufre una mayor “desconexión”.

Durante el sueño REM, aparte de los movimientos oculares rápidos, el cerebro envía señales a la médula espinal para crear una parálisis temporal de los músculos. Un tipo de desconexión corporal para evitar lesionarnos a nosotros mismos mientras dormimos.

La parálisis parcial y la pérdida de tono muscular dificultan tener la postura erguida de la espalda y cuello en posición vertical, razón por la que, si estamos en posición sentada, siempre tendemos a reclinarnos o acostarnos hacia un lado apoyando la cabeza donde más “cómodamente podamos”.

Cuando dormimos sentados, las piernas se entumecen, terminamos torciendo el cuello o girando la columna en posiciones que nos hacen despertarnos doloridos e incómodos, con lumbalgia, tortícolis, además de otras dolencias diagnosticables.
El descanso en posición sentada difícilmente podrá ser tan reponedor como en posición horizontal.

Estudios sobre el descanso del cuidador

Estudios como Sleep in caregivers: what we know and what we need to learn, de McCurry SM1, Song y, Martin JL, u otros publicados por el Observatorio Global del Sueño, ya demuestran que los trastornos del sueño son frecuentes en los cuidadores y se asocian con resultados físicos, médicos y funcionales negativos. Hay evidencias claras y científicas que respalda la interacción entre la pérdida de sueño, el estrés del cuidador y la vulnerabilidad a las enfermedades crónicas.

En un proyecto del Dr. Germán Prados García (Departamento de Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Granada) financiado por la Consejería de Salud en 2017, 87,2% de loscuidadores pasan la noche en un sillón junto al paciente. Considerando factores ambientales, como la temperatura, la luz, el ruido, la actividad de los sanitarios y la propia superficie de descanso del cuidador, es esta última la que con diferencia se asocia con una peor calidad de sueño del cuidador durante la hospitalización de su familiar.

Para el Observatorio Global del Sueño el rol de cuidador puede dificultar la regularidad de los horarios de descanso. Los trastornos del sueño pueden afectar negativamente al bienestar general del cuidador y repercutir también en el paciente. Dormir poco o mal hace que el estado de ánimo se resienta y esto afecta de un modo u otro a quienes están cerca. Las personas enfermas a menudo son más sensibles al trato que reciben, y existe cada vez más evidencia médica de la relación positiva del bienestar físico y emocional con la mejora y el manejo de las enfermedades.