Fundación López Mariscal se suma a nuestro reto, Tu Casa Azul

Para los que no los conozcáis, José Luis López Fernández, más conocido por todos en su Ubrique natal como «El Turronero», a parte de ser un gran hombre de negocios, con una brillante carrera profesional, es a la vez una gran persona, sencilla, humilde y con mejor corazón aún si cabe. Para canalizar su carácter filantrópico y el de su familia crea la Fundación López Mariscal, un lugar donde compartir con los demás todo lo que ha dado de sí una vida de trabajo y sacrificio, donde la constancia y la humildad han sido sus pilares fundamentales. Devolver a la vida todo lo que generosamente le ha dado es lo que le mueve el corazón.

Siempre ha estado volcado con sus vecinos y en su Sierra de Cádiz, bajo la premisa de contribuir a mejorar el día a día de los más necesitados y vulnerables de la sociedad. Y desde hace algunos años ha ampliado sus horizontes y ha empezado a escuchar a todas aquellas personas que literalmente llaman a su puerta solicitando su ayuda. Y es por ello por lo que desde la Fundación pusimos rumbo a Ubrique para presentarle nuestro tercer reto… Y no solo nos abrieron las puertas de su Fundación, además conocimos de primera mano a todas esas personas que se acercan a él para que les ayude en un momento dado de sus vidas y al mismo José Luis en persona, quien nos recibió y nos escuchó con los cinco sentidos.

¿Y qué pasó? Una persona entrañable, cercana, con intuición y visión clara de las necesidades sociales para Andalucía y muy muy generosa. Volvimos emocionadas con su disposición a ayudar, su generosa colaboración y con su ofrecimiento a volver para contarle cómo va el reto y nuestros nuevos proyectos para los próximos años. ¡Un nuevo socio que quiere colaborar con la Fundación durante un año con ¡¡1.000€ mensuales!! ¡Qué maravilla cuando alguien siente el reto como suyo!

Gracias José Luis, gracias a toda tu familia por acompañarte en este camino tan especial y gracias a las personas de tu Fundación que nos atendieron con tanto cariño y que no dudaron también en ¡ponerse la chistera!